Mujeres y ancianos, culpables de la desaparición del "Estado del Bienestar"
Matizando una cosa: El
Estado de Bienestar es un invento creando por la burguesía para que te
lo creas mediante el correspondiente lavado de cerebro. De él sólo han
disfrutado, y disfrutan, los ricos, ladrones y corruptos. Aquí los
pobres sólo lo han visto en forma de espejismo o en sueños que soñar no
cuesta dinero... por ahora. FAES dice que la emancipación femenina, la extensión de la educación y la longevidad ponen en riesgo el Estado de Bienestar
Los llamados Estados de
Bienestar, que surgen en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, albergan
en su seno el germen de su propia destrucción al haber posibilitado
“éxitos sociales de primera magnitud” pero con unos altísimos costes.
Así lo escribe la profesora titular de la Facultad de Ciencias Políticas
y Sociología de la Universidad a Distancia Elisa Chuliá en el último
número de Cuadernos de Pensamiento Político que edita la Fundación
presidida por José María Aznar.
¿Y cuáles son esos
éxitos sociales de primera magnitud que ponen en riesgo el Estado de
Bienestar? Pues el aumento de la longevidad, la emancipación económica y
social de las mujeres y el incremento de los niveles educativos de la
fuerza de trabajo.
El salto de las mujeres
al mercado laboral si bien ha servido para aumentar los ingresos
fiscales del Estado, admite la autora, ha llevado consigo un retraso de
la nupcialidad, un descenso de la natalidad, y, por lo tanto, “una
reducción de contribuyentes” futuros. Además, las mujeres han dejado de
ocuparse “de los miembros más vulnerables” de la familia, esto es, del
cuidado de los ancianos, lo que ha provocado a su vez “un aumento de la
inestabilidad estructural de las familias” y la exigencia al Estado de
que se encargue de la atención de esos mayores.
Por su parte, los
ancianos, que cada vez viven más años gracias a las políticas del Estado
de Bienestar, “presionan al alza el gasto en pensiones y también,
aunque en menor medida, el gasto sanitario y el dedicado a otras
prestaciones sociales”. A ello se une que la “amplia oferta educativa
pública y subvencionada” ha supuesto “una ganancia agregada en
cualificación de mano de obra” en una economía que no se ha sabido
adaptar a dicho mercado de trabajo, “lo cual ha originado con frecuencia
desempleo y sobrecualificación”.
Afirma Chuliá que el
Estado de bienestar nació como algo "coyuntural", no permanente, para
dar respuesta al desastre europeo tras la Segunda Guerra Mundial.En
definitiva, según Chuliá, los llamados Estados del Bienestar “han
procurado logros sociales que, no obstante, desafían su propia
sostenibilidad” o, lo que es lo mismo, todo ello ha redundado “en un
aumento de la carga fiscal, amenazando el mantenimiento de su oferta de
servicios y prestaciones”. Pero con ser esta una conclusión demoledora,
llega más lejos al afirmar tajante que es “una triste certeza” que las
economías de los Estados del Bienestar tienen “desventajas competitivas”
frente a otras “desreguladas y menos protegidas socialmente”, por lo
que se hace necesario, a su juicio, introducir “ajustes” de manera tal
“que se cumplan funciones sociales primordiales sin sofocar el
crecimiento económico y la creación de empleo, y sin hipotecar el
progreso del conjunto de la sociedad”.
Chuliá, que asegura que
en ningún momento defiende el desmantelamiento de los Estados de
Bienestar, explica que éstos nacieron con carácter coyuntural, no
permanente, como respuesta a la situación económica, política, social
demográfica posterior a la Segunda Guerra Mundial, que nada tiene que
ver con la situación actual a pesar de la crisis. Además, con los años,
se ha tendido a identificar derechos sociales con prestaciones sociales y
asistenciales, con subsidios y pensiones.
Así, dice la autora
amparada por FAES; el aumento o la mejora de una prestación se ha
presentado como una ampliación de derechos sociales y; siguiendo esa
lógica; la reducción o eliminación de una prestación se denuncia “como
la vulneración de los derechos sociales; un deterioro de la ciudadanía
y; a la postre; de la calidad de la democracia.
No es la primera vez que
la fundación que preside Aznar da lugar a trabajos muy controvertidos.
Ya lo fue uno firmado por un hermano del ministro de Hacienda, Cristóbal
Montoro, en que afirmaba que debía ponerse fin a la "barra libre" de
las pensiones, la educación y la sanidad. Aunque en puridad, la
Fundación presidida por José María Aznar aduce que no tiene porqué
compartir la totalidad de los contenidos que publica en sus Cuadernos de
Pensamiento Político.
vozpópuli
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