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El colegio mayor “Duque de Ahumada”, dependiente de la Guardia Civil amenaza con expulsar a los estudiantes masculinos que usen las lavadoras. Se les ordena que “busquen amigas” para que les laven la ropa.
No es raro en una residencia universitaria escuchar a estudiantes que se quejan sobre la mala comida o la lentitud del wi-fi. Pero los estudiantes de una residencia en Madrid añaden otra, menos familiar, queja a la lista: una vieja norma que prohíbe a los estudantes usar las lavadoras de la residencia.
A pesar de repetidas peticiones durante los últimos tres años para cambiar las reglas, el código de conducta de la residencia “Duque de Ahumada”, continúa especificando que “el uso de las lavadoras por parte de los estudiantes de sexo masculino tendrá como resultado la expulsión de la residencia entre 15 días y 3 meses”. Los estudiantes de la residencia, que acoge hijos y nietos de guardias civiles, reciben en cambio la instrucción de pasar discretamente su ropa sucia a sus amigas para que las laven.
La asociación que representa a los oficiales de la Guardia Civil exige que la regla se cambie. “Lo que se pide a los residentes es obsoleto, injusto, sexista y roza el ridículo”, declaró Francisco Cecilia de la AUGC a El Mundo. “En el mundo de hoy, no tiene sentido que los estudiantes masculinos tengan que pasar en secreto su ropa a una chica o visitar una lavandería automática para hacer la colada”.
No es la única regla obsoleta cuestionada por los estudiantes, sostiene. Los residentes no pueden entrar en las habitaciones de las estudiantes femeninas, mientras hay quejas sobre la dificultad de recibir visitas “como si fuera una prisión, en lugar de una residencia”, en la que los estudiantes pagan 380 euros mensuales. Cualquier estudiente que intente cambiar las reglas quejándose a la dirección se arriesga a una expulsión inmediata.
Las reglas anticuadas, dice Cecilia, son debidas a una mala gestión. “No sabemos qué está pasando en la residencia”. Su asociación intenta encontrar respuestas, añadió. “Está claro que ahí pasan cosas incomprensibles”.
Los oficiales de la residencia declinaron hacer comentarios.
The Guardian
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