Como feminista veo cosas que a otras personas se les escapan y que
son sinónimo de desigualdad. Y como estar calladita para no molestar no
va conmigo, las digo. Al hacerlo saltan a mi yugular los típicos
improperios de feminazi a la que se le debería violar.
(Adjunto
pantallazo de prueba).
En ese "ver" violeta y con este confinamiento observo
algunos hechos que podrían ser tratados como fenómenos paranormales. Son
sucesos que me causan sorpresa. O más bien no. Uno de ellos es el
poltergeist de los hombres que hacen la compra. ¿Curioso no?
Me resulta asombroso que una de las "tareas invisibles" que son
sinónimo del esfuerzo extra de las mujeres en el hogar y que pueden
llegar a ser un desgaste mental mayor que el físico, ahora por la
pandemia, esté de buenas a primeras en manos de ellos. Así que puse un tuit.
Y de repente llegó la cascada de insultos. Por una parte, los de los
ofendidos (a los que obviamente no iba dirigido mi mensaje pero que se
dan por aludidos) y que son el fenómeno conocido como #NotAllMen.
Por
otra parte, llegaron los de aquellos (y aquellas) que te llaman de todo
menos bonita, te niegan incluso que seas feminista, y también el de las
mujeres (esas que se tildan de feministas liberales) que no entienden ni
la foto ni el mensaje. ¡Una maravilla oiga!
Como no soy como la caverna misógina y fascista que por desgracia nos
rodea con sus Fakenews, me sirvo de los datos que son verdades como
puños para avalar que cual champiñones ahora los hombres empujan carros y
pululan por las superficies comerciales como nunca ha sucedido.
Empecemos: Según el CIS cocinar, limpiar la casa, fregar los platos y hacer la compra son tareas exclusivas para las mujeres.
Solo un 24% de los hombres se reparten la limpieza de la casa y el 71%
de las ellas admiten ser ellas las que cocinan siempre o casi siempre.
El resultado de este precioso panorama es que solo un 36% de las mujeres
que conviven con sus parejas están completamente satisfechas con la
convivencia en su hogar.
Añado un segundo estudio: el de Hábitos de Consumo y Polos de Actividad Comercial de Barcelona, según el cual el 74,4% de las compras domésticas las realizan las mujeres.
Por si no ha quedado claro significa que somos nosotras las que vamos a la compra y que sólo 1 de cada 4 compras las hacen ellos. En este estudio también se habla de
que en torno al 70 % de las 260.000 personas empleadas en las cadenas
de distribución son mujeres (pero esto da para otro tema).
Y como estoy que lo tiro sumo el informe del Instituto Nacional de
Estadística (INE) de 2016- donde el porcentaje de mujeres que realizan
tareas domésticas en las que se incluye la compra y preparación de la comida- asciende al 91,9 %, frente al 74,7 % de los hombres; y el de Asedas
(la Asociación Española de Distribuidores Autoservicios y
Supermercados) para quien "la lista de la compra diseñada por mujeres se
define, prioritariamente, por criterios relacionados con una alimentación equilibrada y saludable
lo que ha hecho elevar la venta de frescos", razón que explica el
aumento del 15 % en este tipo de productos en los últimos años.
A lo que iba con mi tuit es a visibilizar la casualidad de que ahora
los carros sean empujados por ellos. ¿Será que como respondían a mi tuit
que el ir a comprar es un revival de "ir a la guerra" para salvar a
todas sus familias? ¿Será que de repente ahora todos son corresponsables
y además de ese quehacer comparten al 50% o más las tareas del hogar
incluida la crianza de sus criaturas? ¿Será que el covid19 ha servido
para que entre la bendita y añorada igualdad en todos y cada uno de los
hogares?
Me encantaría pensar que sí. Que en casa de todos estos hombres
cuando regresan -como los antiguos cazadores y proveedores-, ellos hacen
cola también para compartir todas las tareas invisibles y visibles del
hogar. Todas y cada una de ellas. Sin embargo, me temo que la razón es
otra ¿Curioso no?
Nuria Coronado Sopeña
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