Canarias al borde del colapso socioeconómico
Que la economía isleña es frágil es una evidencia. Que esta fragilidad es devenida del monocultivo del turismo impuesto desde la metrópolis también. Esta situación, como era de esperar, se ha agravado a raíz de la crisis sanitaria devenida de la COVID-19 y está muy lejos de solucionarse. Los datos del Informe El Estado de la Pobreza en España 2008-2019, previos a la pandemia, son de por sí motivo de alarma e indignación. Un informe que, sitúa a un 35% de la población en la pobreza y/o exclusión social. En la comparativa con el resto del Estado español, esto coloca al archipiélago diez puntos por encima de la media. Si se establece la relación con la Unión Europea, son nueve puntos por encima con respecto a las cuotas “normales” de miseria de la misma.
Dicho esto, estados como Rumanía o Bulgaria, absolutamente extraños para la población canaria, pero que, presumiblemente serían catalogados como “pobres”, estan de hecho en mejores condiciones que el archipiélago. Así, cada uno de estos estados tiene a un 32,5% y un 32,8% de su población sumida en la pobreza, respectivamente. Hay que atender, en dicha comparativa, también a las grandes diferencias poblacionales entre dichos países y el archipiélago norte-africano. En Canarias residen mas de 2 millones de personas, pero también se sostiene la llegada masiva de un turismo de “bajo coste” (gestionada por touroperadoras extranjeras).
Una carga extra, que por ejemplo durante 2018, llegó a suponer la llegada de 13,7 millones de personas, según diversos medios. En definitiva no se trata sencillamente de que dicha diferencia poblacional “minimice” los datos, sino que al contrario, hace notar las grandes asimetrías entre quienes acuden a disfrutar de sus vacaciones y quienes de hecho viven una realidad paralela: la de la pobreza endémica. Y es que este turismo de masas nunca se ha traducido en mejoras sustanciales para la mayoría social de Canarias, al contrario, consume a muy bajo coste los recursos de por sí escasos del país: infraesutructuras, sanidad, riquezas ambientales, etcétera.
Aunque estos datos sufrieron una ligera mejoría desde 2018, lo cierto es que, según la tasa Arope de Canarias, 800.000 isleñas e isleños pasaban por dificultades económicas. Dicho esto, según los últimos datos de que disponemos, 628.282 personas (un 28,5%) viven con 641 euros mensuales, mientras que la pobreza severa afecta a 247.378 personas, que viven con menos de 500 euros al mes. Estos datos solo son comparables con los de Andalucía o Extremadura, que encabezan el lamentable podium de las regiones más empobrecidas del estado. Posiblemenente la cifra mas indignante es la de 86.000 personas que se encuentran en condiciones de privación material severa. Un 3,9% de la población que vive en condiciones, no ya de precariedad, sino de pobreza absoluta.
Una situación que coloca a la colonia ocupada por el Reino de España al borde de un colapso socio-económico. Después de décadas de gobierno de Coalición Canaria, y a pesar de un “Pacto de las flores” progresista, parece que la única respuesta a este callejón sin salida cae en manos del pueblo trabajador. Y es que, quizás, precisamente por miedo al ansia de justicia de estas gentes, se escogió ponerles por himno una canción de cuna (el Arroró), seguramente para prevenir el despertar de dicho pueblo.
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