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lunes, 20 de abril de 2020

El coronavirus se modificó en 2015 en un laboratorio de Estados Unidos para que pudiera reproducirse en células humanas


  Ralph S. Baric

Las investigaciones para modificar el coronavirus de manera que fuera capaz de reproducirse en células humanas comenzaron en Estados Unidos en 2006 y culminaron con éxito nueve años después.


En ellas participaron varios investigadores, especialmente de la Universidad de Carolina del Norte, del laboratorio de la FAD (instituto regulador de los alimentos y los medicamentos) de Arkansas y virólogos chinos, que se encargaron de suministrar la materia prima.


El estudio, titulado “Una cepa de coronavirus de murciélago que circula, similar al SARS, muestra su potencial en emergencias humanas”, se publicó en la revista Nature Medicine


El Instituto de Virología de Wuhan y la Academia China de Ciencias aportaron virus extraídos de los murciélagos en Wuhan. Por eso un científico chino, Xing-Yi Ge, figura entre los autores del artículo, aunque su papel se limitó a esa tarea.


En contra de lo que rumorea, el salto de un virus de los animales a los seres humanos es prácticamente imposible, excepto si se modifican para ello con algún propósito, como en el caso de aquella investigación. Por eso el título del artículo era el colmo de la hipocresía, porque el riesgo no existía antes de su manipulación en el laboratorio; el riesgo lo crearon ellos.


Por lo tanto, es falso lo que sostienen revistas, como la colombiana “Semana”, quien hace apología del personaje clave la investigación, Ralph S. Baric, jefe del Departamento de Epidemiología de la Universidad de Carolina del Norte. Dice que “sin necesidad de mutar” el coronavirus podía “saltar” de los murciélagos a los seres humanos  


Sin embargo, el artículo de Baric decía todo lo contrario: que habían “generado y caracterizado un virus quimérico”, es decir, que lo habían modificado con determinados propósitos que, naturalmente, no explican porque no pueden hacerlo.


Los proyectos de modificación del coronavirus comenzaron con la epidemia de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) en China en 2003 y su versión MERS en Oriente Medio. Tienen un origen militar que fue seguido por su reflejo en las publicaciones de virólogos como Baric en las revistas especializadas, dando lugar a una amplia bibliografía sobre la manera de modificar un virus procedente de un murciélago para que se pueda replicar en células humanas.


No obstante, como bien advirtió el diario ruso Pravda el 20 de marzo, “todavía no es posible afirmar con certeza que el virus que se analizó en los ratones de laboratorio sea el mismo que el coronavirus del SARS-Cove-2”  


Baric y su Departamento de Epidemiología son una de las tapaderas científicas del Pentágono a través de la multinacional farmacéutica Gilead. Ellos mueven los dos lados de la ecuación: fabrican los patógenos al mismo tiempo que los fármacos para combatirlos.


El 10 de marzo el Pentágono firmó un acuerdo con Gilead, no sólo para tratar a sus soldados sino “a todos los ciudadanos del mundo”, según dijo el general Michael Talley, jefe de Fort Detrick (4), del que ya hemos hablado aquí en otras entradas.


Baric trabaja por cuenta de Gilead, que está en la carrera para llenarse los bolsillos gracias al coronavirus. El jueves de la semana pasada las acciones de la multinacional subieron un 16 por ciento en la bolsa gracias a la noticias de que su antiviral, remdesivir, tenía efectos positivos en eso que llaman “pacientes de coronavirus”.


Hace cinco años un científico había advertido lo que está sucediendo ahora con el coronavirus

  Hace cinco años un científico había advertido lo que está sucediendo ahora con el coronavirus  


En una investigación de la Universidad de Carolina del Norte, el epidemiólogo Ralph Baric había advertido sobre la posibilidad de que los coronavirus existentes en los animales pasaran a los humanos y pudieran generar una pandemia. 


Desde el año 2015 el epidemiólogo Ralph Baric venía advirtiendo sobre la posibilidad de que un grupo de coronavirus de varias especies animales podían pasar directamente de sus huéspedes originales a los humanos.


En una investigación adelantanda en la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Chapel Hill, denominada "Un grupo de coronavirus, similar al SARS, que hoy circula en murciélagos, muestra potencial para la aparición en humanos”, se estableció que sin necesidad de mutar, esos coronavirus, llamados así por los picos con forma de corona que los cubren, podían saltar a los humanos y transmitirse, posteriormente, entre ellos.
 

En el estudio, del cual Baric se desempeñó como director, se indicaba que no existía un tratamiento eficaz para conrarrestar esos virus. “Cualquier virus que tenga potencial de pandemia, y eso es cualquier virus respiratorio que surja de animales, es una grave preocupación para la salud pública”, indicó Baric al medio especializado NPR en 2014.



De esta manera, este epidemiólogo especializado en microbiología, anticipaba, luego de varios ensayos in vitro e in vivo, la pandemia que hoy se vive en el mundo por cuenta del coronavirus. “Debido a la capacidad de estos coronavirus para replicarse en cultivos de vías respiratorias humanas, causar patogénesis in vivo y escapar a las terapias actuales, es necesario tanto la vigilancia como la mejora de las terapias contra los virus circulantes similares al SARS”, afirmaba el investigador en un artículo que fue publicado en la revista Nature en noviembre de 2015.


En el texto los investigadores proponían, además, aplicar estos conocimientos en la preparación para tratar futuras infecciones de virus emergentes.


Baric resaltó en su trabajo el hecho que otros estudios habían anticipado la existencia de casi 5.000 coronaviruses en murciélagos, aunque en su investigación él y su equipo solo se concentraron en el análisis de uno de esos coronavirus. Se trató del SHC014-CoV. "Algunos de ellos tienen el potencial de surgir como patógenos para los humanos, por lo cual esto no es una situación de si habrá un brote de alguno de esos coronavirus, sino más bien de cuándo lo habrá. Y hasta qué punto estaremos preparados para enfrentarlo”, sostuvo en su momento el epidemiólogo al portal web científico Science Daily.


En la investigación también se determinó como "una amenaza potencial" el vínculo existente entre los CoV de murciélagos y los de humanos, debido a su capacidad de replicarse en cultivos de vías respiratorias humanas primarias, lo que implicaba que los pulmones eran los órganos más susceptibles a la infección. 


En lo concerniente a los ratones, la investigación daba cuenta que esos CoV podían “causar enfermedad en modelos de mamíferos, sin mutación, es decir, que podían pasar directamente, sin alteraciones o adaptaciones, de los murciélagos a los humanos", por tanto, tenían la capacidad de replicarse en el huésped. 


Adicionalmente, los expertos lograron establecer que los ratones más viejos no respondían al tratamiento que se había desarrollado luego del SARS. “La vacuna desarrollada no protegió a los animales de edad avanzada. Se notó en ellos una mayor patología inmunológica, lo que indica la posibilidad de que los animales resultaran dañados a causa de la vacunación”, subrayó Baric, quien destacó el hecho de que ese nuevo CoV era altamente patógeno y los tratamientos desarrollados no lograron neutralizar y controlar el virus. 


En este momento, Baric estudia la pandemia del coronavirus y ya completa 35 años de investigación sobre estos microorganismos y las posibles vacunas para neutralizarlos. Se destacan sus trabajos sobre el SARS (2002-2003) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio, MERS, (2012).



 https://www.semana.com/mundo/articulo/hace-cinco-anos-un-cientifico-habia-advertido-lo-que-esta-sucediendo-ahora-con-el-coronavirus/656925







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